Carta abierta de Docentes de la Escuela de Arte de Varela
Difundimos la Carta Abierta de Docentes de la Escuela de Arte República de Italia de Florencio Varela a la Comunidad emitida en el día de ayer, viernes 19 de febrero, en la que informan acerca de las actuales condiciones del establecimiento en referencia al inicio de clases en este contexto de pandemia e invitan a toda la comunidad a sumarse al reclamo “por presupuesto en educación, por un plan de obras en infraestructura y la asignación de recursos que nos permita ver al retorno seguro, con protocolos, como una realidad”.
“Como docentes de la escuela pública, sabemos en primera persona y somos conscientes de lo indispensable que es la presencialidad y deseamos recuperarla, pero no de cualquier modo y a cualquier precio. El estado material de nuestro edificio (ya deficiente en un contexto de normalidad), la falta de recursos mínimos y elementales de seguridad e higiene, la escasez de insumos y de personal (auxiliar y docente) hacen de la decisión de volver a la presencialidad un gran riesgo para nuestra vida, la de los estudiantes y la de todas nuestras familias”, expresan las y los docentes en la Carta.
“Nos preocupan los anuncios de los gobiernos nacional y provincial de anunciar por televisión la posibilidad de llevar a cabo un “retorno seguro” en escuelas que nosotros sabemos que están en condiciones lamentables: el edificio en el cual estamos es alquilado, insuficiente para la matrícula que allí cursa, cuenta solo con 3 baños, 4 inodoros, unas pocas canillas, una instalación eléctrica problemática, mobiliario en mal estado, problemas de filtración de agua, de gas, estufas deficientes, por mencionar las falencias mas destacables. Solamente 6 aulas tienen algún tipo de ventilación hacia el exterior“, continúan.
A continuación reproducimos la Carta Abierta completa:
CARTA ABIERTA DE DOCENTES DE LA ESCUELA DE ARTE DE VARELA A LA COMUNIDAD
Somos profesores de las carreras de música y artes visuales de la Escuela de Arte República de Italia de Florencio Varela. Por nuestra institución pasan alrededor de 1000 estudiantes de todas las edades: niños, jóvenes y adultos que sueñan con tener su título docente, con ser educadores y formarse en el conocimiento de su disciplina artística.Escribimos esta carta para contarle a toda la comunidad cual es el estado actual de nuestra escuela en éste contexto sanitario vinculado al reinicio de las clases presenciales propuesto para 2021.
Cómo es de público conocimiento, la pandemia del COVID 19 nos impidió el trabajo en las aulas durante todo el 2020. Pese a ello, generamos estrategias didácticas para garantizar la continuidad pedagógica sin abandonar a los alumnos y procurando además atender a las difíciles situaciones particulares e incluso familiares, de acceso a la conectividad, económicas y sanitarias consecuencia de éste desgraciado fenómeno mundial.
Como docentes de la escuela pública, sabemos en primera persona y somos conscientes de lo indispensable que es la presencialidad y deseamos recuperarla, pero no de cualquier modo y a cualquier precio. El estado material de nuestro edificio (ya deficiente en un contexto de normalidad), la falta de recursos mínimos y elementales de seguridad e higiene, la escasez de insumos y de personal (auxiliar y docente) hacen de la decisión de volver a la presencialidad un gran riesgo para nuestra vida, la de los estudiantes y la de todas nuestras familias.
Nos preocupan los anuncios de los gobiernos nacional y provincial de anunciar por televisión la posibilidad de llevar a cabo un “retorno seguro” en escuelas que nosotros sabemos que están en condiciones lamentables: el edificio en el cual estamos es alquilado, insuficiente para la matrícula que allí cursa, cuenta solo con 3 baños, 4 inodoros, unas pocas canillas, una instalación eléctrica problemática, mobiliario en mal estado, problemas de filtración de agua, de gas, estufas deficientes, por mencionar las falencias mas destacables. Solamente 6 aulas tienen algún tipo de ventilación hacia el exterior. El acceso a varias de las aulas se da a través de una escalera caracola de menos de un metro de ancho. La única oficina para cumplir tareas administrativas, compartida por preceptores y equipo directivo, no cuenta con ningún tipo de ventilación hacia el exterior.
Esta situación edilicia no es nueva. Venimos llevando adelante un reclamo histórico, que ya lleva varias décadas, por un edificio propio. Durante todo el 2020, con la escuela cerrada, no se realizó ningún tipo de obra para mejorar en algo la infraestructura.
Cabe señalar que no han llegado, hasta el momento, los elementos indispensables de seguridad e higiene a la institución (lavandina suficiente, satinizantes, elementos de limpieza, barbijos, mascarillas, etc), como tampoco existe el suficiente personal auxiliar que pueda cumplir esta labor: muchos de nuestros compañeros auxiliares son personal de riesgo y no hay anuncio de reemplazo de esos cargos. Lo mismo ocurre con los compañeros docentes que son personal de riesgo: no hay anuncio de suplencias o cargos para cumplir esas tareas y se pretende sobrecargar de tareas a los docentes en funciones.
Por todo lo descripto, es absolutamente inviable el “retorno seguro” anunciado por las autoridades. Los protocolos anunciados en las resoluciones ministeriales son impracticables en nuestra escuela y lo mismo ocurre en gran parte de los establecimientos de la educación pública de la provincia de Buenos Aires. También es necesario señalar la condición de hacinamiento en la que viajamos quienes usamos el transporte público, lo cual propicia notablemente la circulación del virus.
Por todo esto, nos parece también absolutamente repudiable la decisión del estado de cargar sobre la espalda de los directivos y docentes el retorno seguro, sin brindar siquiera elementos mínimos para poder hacer la evaluación.
Aun así, también hoy las condiciones para dar clases en la virtualidad siguen siendo igual de problemáticas. Muchos estudiantes y docentes no contamos con los recursos tecnológicos necesarios y existen problemas de conectividad en parte de la comunidad educativa. Por eso también creemos necesario que el Estado garantice el derecho a la educación brindando las herramientas necesarias (netbooks, tablets, celulares) y libere datos para toda la comunidad educativa.
En este contexto, los sindicatos aún no han convocado a las instancias de decisión en las cuales seamos los trabajadores quienes discutamos y resolvamos como seguir. Su único plan, hasta el momento, ha sido enviar a los delegados un formulario de relevamiento de escuela por escuela, insumo que es necesario para poder tener una visión de cada institución, pero que sin un plan de conjunto no hace más que abonar a esta propuesta gubernamental de tirar el problema a cada escuela, deslindando las responsabilidades que en materia de política educativa tiene como Estado.
Hasta el día de hoy no hay ningún plan certero de como se desarrollará el año. Los planes de contingencia abarcan algunos meses y se dan de forma desigual según cada escuela. En la Escuela de arte nos proponemos llevar adelante una Comisión de Seguridad e Higiene, con participación de toda la comunidad educativa y asesoramiento de especialistas, para evaluar el estado real de nuestra escuela. Desde allí, nos proponemos elaborar un pliego de demandas para exigir al Estado. Iniciativas de este tipo ya se estan llevando adelante en varias escuelas de la región y creemos muy importante desarrollarlas, impulsarlas en cada escuela y coordinarlas.
Necesitamos que los sindicatos, como organismos de representación de los trabajadores, convoquen a asamblea de afiliados y no afiliados para, en unidad con nuestros estudiantes y en coordinación con otras escuelas, decidir el mejor camino para llevar adelante nuestros reclamos y los de toda la educación pública.
Escribimos esta carta a toda la comunidad para invitarlos a unirse al reclamo por presupuesto en educación, por un plan de obras en infraestructura y la asignación de recursos que nos permita ver al retorno seguro, con protocolos, como una realidad. Consideramos que es esta es la única forma de poder garantizar la continuidad pedagógica.